Supera tu miedo al baile

Si puedes mover el cuerpo, puedes bailar.

Nunca olvidaré mi primera clase de danza del vientre. Fue hace quince años mientras cursaba mi semestre de intercambio en Francia. La instructora era una chica alemana que llevaba varios años estudiando danza árabe y nos propuso darnos una clase gratis para pasar las tardes. Aunque desde hacía años había soñado con aprender danza árabe, nunca había podido costear las clases, por lo que no lo pensé dos veces para decir que sí.

Regresé a casa con los pasos que había aprendido y seguí practicando otros que veía en videos. Cinco años después, en 2010, empecé con mi entrenamiento formalmente, en California, durante mi primer año de maestría.

En aquella época no me consideraba una bailarina. El término “bailarina” me parecía un concepto alejado de mí, reservado solo para las bailarinas de ballet profesionales y personas que tenían un tipo de cuerpo específico. Claro, como puertorriqueña, siempre había bailado. Pero no era bailarina como tal. De hecho, en mi mente, era lo más alejado que podría haber de un bailarín. Me sentía torpe, no tenía coordinación y no cabía en un leotardo. Simplemente disfrutaba de bailar en las fiestas y encerrada en mi cuarto.

Ya han pasado diez años y desde ese entonces nunca he parado. Tan pronto empecé a estudiar seriamente, la danza árabe se apoderó de mí y transformó mi vida. Aún así, tardé muchos años en considerarme una bailarina.

Después de una década de formación como bailarina adulta, varios años de bailar en escenarios y un par dando clases, una de las mayores lecciones que he aprendido es que la danza no está reservada para un subconjunto dotado de la población, sino que es de todos.

Tampoco tienes que tener “talento innato”. Aún si no bailas desde niño, la danza puede beneficiarte. Al igual que con todo, solo hace falta comprometerse y llegar a las clases. Aquí te dejo algunas sugerencias para superar tu miedo al baile.

  1. A NADIE le sale bien desde el primer día.

Claro, aunque algunas personas parecen tener un don natural para algunas cosas, con el tiempo verás que sin constancia y disciplina el talento natural tiene sus límites. Una persona que llegue siempre a clase y practique en casa llegará más lejos que una persona con un don natural que casi nunca entrena. Regálate la oportunidad de sorprenderte a ti mismx.

  1. Mantén vivo tu espíritu de curiosidad. 

Aprender un nuevo estilo de baile, aún si ya eres movedor, es una oportunidad de aprender cómo mover el cuerpo desde cero. Tan pronto entres por la puerta, llega con la mentalidad de aprender y ponte en el lugar de un niño que aprende a caminar. La curiosidad nos permite sentir asombro y el asombro nos aporta alegría por las cosas pequeñas.

  1. Busca una clase para tu nivel.

Si nunca has tomado ballet, busca una clase de ballet para adultos principiantes (si eres adulto). Y lo mismo se aplica a todo lo demás: busca una clase básica y, si es posible, únete a un grupo que esté empezando. Otra opción es preguntarles a tus instructores cómo puedes ponerte al día o incluso tal vez tomar una o dos sesiones particulares en lo que alcanzas al resto del grupo.

  1. Sé consciente de cuáles son tus objetivos.

Tomar clases de baile no es solo para aquellos que quieran ser bailarines profesionales. Uno puede ser un aficionado de toda la vida. La danza consiste en mucho más que solo aprender una destreza: se trata de una oportunidad de socializar, de conocer a personas de todo tipo, de aprender sobre otra cultura e incluso de practicar tus destrezas del idioma (por ejemplo, si estás en otro país) de una forma distinta.

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Foto de Anna Shvets en Pexels.com
  1. Ve pasito a pasito.

Si te sale algún paso, pide ayuda para llevarlo a pasos más básicos y empieza por ahí. La regresión es sumamente importante en cualquier disciplina. A veces hay que ir para atrás para poder continuar hacia adelante. Quítale los brazos, practícalo a un ritmo más lento hasta desarrollar la memoria muscular y después añádale las cosas más complejas.

  1. Céntrate en los beneficios.

Como mencioné, una clase de baile es una oportunidad de socializar con distintos tipos de personas en un contexto diferente. La danza también ayuda a adquirir destrezas para resolver problemas y pensar de manera creativa, todo mientras nos ejercitamos.

  1. No te tomes siempre tan en serio.

Algunos bailes hacen que tengamos que mover el cuerpo de formas que nos pueden parecer extrañísimas. Pero desarrollarás consciencia de muchas partes del cuerpo que ni sabías que tenías. (¡Dile hola al piso pélvico!) Puede ser que te sientas ridículo. Sin embargo, al practicar las distintas posiciones tendrás una gama de movimiento mucho más amplia y esto es sumamente saludable.

  1. Integra los pasos en tu vida diaria.

No siempre tienes que sacar una o dos horas para practicar los pasos. Lo lindo de la danza es que puedes poner música y dar algunos pasos mientras lavas los platos, caminas por la casa o pasas la aspiradora. Puedes practicar algunos ejercicios mientras ves la televisión o en tus descansos del trabajo. ¡Ponte creativo!

El baile es mucho más que saltar por el aire o hacer un “split”. Se trata también de entender el cuerpo mejor, conocer sus límites y posibilidades. Se trata de disfrutar del momento, no importa dónde nos encontremos.

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***AVISO IMPORTANTE: Recuerda consultar con tu profesional de la salud antes de iniciar una rutina de movimiento nueva.

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