“Siempre he querido, pero…” No es infrecuente escuchar a la gente usar esta expresión al hablar de su interés por alguna disciplina o actividad. “Siempre he querido aprender dibujo/fotografía/salsa/guitarra, etc., pero…”. Ese “pero” viene seguido de todo tipo de situaciones: nunca tuve el tiempo por los nenes o el trabajo, siempre estaba corto de dinero, no había maestros o escuelas cerca de mí donde pudiera aprender.
Todas estas son situaciones de vida sumamente comprensibles que nos alejan a veces de lo que deseamos hacer por nosotros mismos. Pero la que me llega de verdad es cuando la gente admite haberse cohibido por temor a lo desconocido. “Nunca me atreví”, o “tenía miedo de ir sola” o “pensaba que no me iba a salir bien”.
La realidad es que la única forma de saber si realmente queremos hacer algo, o si una idea realmente tiene potencial, es llevándola a cabo. Nadie puede predecir el futuro, y si nunca vas a esa clase de actuación o al curso de baile; si nunca te sientas a hacer un plan de negocios para esa idea que tienes engavetada desde hace siglos, o nunca te sientas a escribir ese poema o esa historia, NUNCA vas a saber lo que pudo haber sido.
En mi experiencia de vida, he tenido la oportunidad de explorar muchos de mis intereses. Conozco muy bien el miedo que lo embarga a uno cuando está por probar algo nuevo. Créanme, sé lo que es entrar en un estudio de baile sola, sin conocer a nadie, en un país o ciudad nuevo, sin idea de lo que pueda esperarme. Sé lo que es apuntarme en una clase y tener que darme un sermón a mí misma para convencerme de ir cada semana.
Pero también sé cómo se siente cuando esa clase o actividad se vuelve parte de mi rutina, cuando empiezo a conocer gente, cuando comienzo a adquirir destrezas en algo nuevo. Y, lo mejor de todo, cuando empiezo a entender cosas de mí misma que no habría sido posible entender sin esa nueva lente.
Muchas veces, cuando le hablo a la gente del yoga o del baile, y de cómo estas prácticas podrían beneficiarlos, escucho cosas como “es que yo no soy una persona flexible”, o “estoy más tieso que un tronco”, o “es que tengo barriga” o “no tengo ritmo”.
La realidad es que, fuera de ciertas limitaciones y afecciones físicas, la mayoría tenemos la capacidad de desarrollarnos, de aprender cosas nuevas y de fortalecer el cuerpo y hacernos más flexibles. La mayoría podemos aprender un baile nuevo, adquirir más flexibilidad, aprender otro idioma, y sí, cambiar de rumbo.
Cada cual tiene sus situaciones de vida, y todo depende de los recursos de los que dispongamos. Pero si lo único que realmente te detiene es el miedo a lo desconocido, te invito a que reflexiones, y a que te preguntes qué puedes ganar aferrándote a ese miedo y qué podrías ganar si lo descartas.
Te invito a que vengas a Almacén 63 a probar algunas de nuestras clases en un ambiente bien relajado y casual sin estrés.
Lunes 5:30 pm YOGA principiante
Martes 6:00 pm YOGA Fitness
Miércoles 7:15 pm Bellydance básico
Jueves 6:00 pm Bellydance – combinaciones y estilo // 7:00 pm Bellydance con props
¡TE ESPERAMOS!