Cómo conquistar tus metas en 2019

Identifica tus metas para el 2019 y averigua cómo alcanzarlas con Kara Loewentheil, entrenadora experta en confianza y presentadora de un podcast feminista

Escrito por Kara Loewentheil. Traducción del artículo original en inglés How to Crush Your Goals in 2019 disponible aquí.

¿Qué metas te trazaste para el nuevo año? ¿Te prometiste que aprenderías francés? ¿Que tomarías clases de yoga? ¿Que tratarías mejor a tu mamá? Sean cuales sean las metas que te trazaste el 31 de diciembre, probablemente ya te esté costando cumplirlas. El problema con los objetivos que se traza la mayoría de las personas es que lo hacen pensando de forma muy positiva. Y pensar positivo por sí solo no es suficiente. Te parecerá extraño que lo diga una entrenadora de bienestar, así que permíteme explicarte…

Muchas veces cuando nos trazamos una meta, lo único que queremos es “ser positivos”. Pensamos en lo maravillosa que será nuestra vida cuando alcancemos esa meta, sea cual sea. Fantaseamos con lo que sentiremos cuando corramos el maratón, recibamos ese ascenso o celebremos esa boda.

El problema es que soñar es fácil, y hacer es difícil. Cuando intentas “ser positivo” en tu proceso de alcanzar una meta ambiciosa, estás en total negación sobre cómo funciona el cerebro humano. Al cerebro humano le encanta ser positivo en teoría, en aislamiento, cuando todo no es más que una hermosa idea con la que sueñas desde tu sofá.

Pero tan pronto intentes empezar a dar pasos para alcanzar la meta, tu cerebro cambiará de son y se llenará de esos pensamientos negativos que querías evitar. Si no te preparas para esto, te será imposible perseverar y alcanzar tu meta.

Y es ahí donde la mayoría de la gente se rinde. Porque es difícil e incómodo, y fracasar se siente pésimo, y por eso decidimos que es mejor ni intentarlo. Pero la realidad es que el fracaso solo se siente pésimo cuando no lo anticipabas, intentas evitarlo o no sabes cómo planteártelo. Es por eso que, cuando de trazarse metas se trata, el pensamiento positivo puede ser tu enemigo.

Esta es la razón por la que cuando trabajo con mis clientes para crear grandes cambios en sus vidas, les digo que piensen positivo y piensen en grande, y que luego piensen negativo y en cosas pequeñas. Suena raro, lo sé, pero ya verán por qué lo digo. Este es el proceso concreto que utilizo para ayudar a mis clientes a duplicar o triplicar sus ingresos, encontrar pareja, ascender en su profesión, abrir su propio negocio, escalar una montaña o sorprenderse a sí mismos de cualquier otra forma. Te prometo que si empiezas a planificar tus objetivos de esta forma, te sorprenderá cuánto más podrás lograr.

Paso 1: Desarrolla el objetivo.

Debe ser algo claro y concreto; debes ser capaz de saber si lo has logrado o no sin lugar a dudas. Cuando una meta es difusa o poco clara, terminas en negociación constante contigo mismo, y resulta demasiado fácil ignorar la pregunta de si has tenido progreso o no. Tu cerebro discutirá contigo por lo que sea, así que hazte el favor de crear una meta que sea extremadamente clara y fácil de medir.

Objetivos claros: Quiero ascender a vicepresidente de mi empresa; iré a una clase de yoga una vez al día por 30 días; no miraré mi teléfono entre las diez de la noche y las diez de la mañana todos los días.

Objetivos difusos: Me ejercitaré más; trataré mejor a mi mamá; usaré menos mi teléfono.

Paso 2: Aclara tu razón contundente.

Una de las razones por las que a veces nos saboteamos cuando nos trazamos metas es que realmente no nos importaba lograrlas en primer lugar. La escogimos porque pensamos que “debería” importarnos o “deberíamos” lograrla, o hará que mamá se sienta orgullosa de mí, o impresionará a nuestros amigos o hará que la voz crítica que tenemos dentro se calle de una buena vez. Ninguna de esas razones inspira ni motiva. Aunque no basta con tener una razón que te motive para garantizar que alcanzarás una meta, si no la tienes, probablemente ni siquiera llegarás allí.

Tu razón contundente es algo personal. Aunque lo que es contundente para ti no lo será para otros, te recomiendo que desarrolles una razón que se relacione con lo que quieras crear en tu vida y con lo que te dé orgullo a ti, y no con hacer lo que otros piensen que deberías hacer o con tratar de superar las dudas simplemente haciendo algo. Es difícil hacer cosas nuevas, y si no tienes una buena razón para hacerlas, terminarás por rendirte.

Razones contundentes: Quiero sorprenderme a mí misma; quiero ver qué realmente puedo lograr; quiero crecer y evolucionar.

Razones que no son contundentes: Mis padres me dijeron que debía hacerlo; si lo hago, otros me querrán; me sentiré culpable si no lo hago.

Paso 3: Piensa en lo negativo.

Por lo general, cuando nos trazamos una meta, intentamos ignorar nuestras dudas y temores. Pensamos que si simplemente le sacamos el cuerpo a la voz de la duda en nuestra cabeza, podemos ganarle la carrera a las cosas que esta nos susurra y lograr esa meta a pesar de nosotros mismos. Por si aún no te habías dado cuenta, déjame que yo te lo diga: eso no funciona.

No hay peligro en reconocer tus dudas y miedos. De hecho, es crucial. Porque si tienes esos pensamientos solo por trazarte la meta, estos serán cien veces más enérgicos cuando empieces a lograrla. Es por eso que resulta sumamente útil anotar todas las objeciones de tu cerebro —todo lo que este te diga sobre por qué no puedes lograrlo, y fracasarás y ni siquiera deberías intentarlo—. Lo digo en serio: escríbelo. Haz una lista. Plasma en el papel todas las objeciones de tu cerebro. Les haremos frente como las mujeres poderosas que somos.

Paso 4: Haz una lluvia de ideas de tus estrategias.

Cuando ya tengas todos tus pensamientos negativos en papel, podrás ver lo que realmente son. No son verdades profundas sobre tus capacidades. No son predicciones psíquicas del futuro. Son solo pensamientos. Tu cerebro está haciendo aquello para lo que se creó: tratar de mantenerte a salvo y con vida otro día más para que puedas transmitir tus genes. Verás, tu cerebro no sabe distinguir entre la ansiedad que causa proponerte alcanzar un ascenso en el trabajo y la ansiedad que provoca escapar de un león que quiere devorarte. Así que cuando tratas de hacer algo difícil y novedoso, a tu cerebro lo atrapa el pánico. Pero ahora, con nuestra lista de pensamientos negativos, sabemos exactamente qué te dirá tu cerebro. Esto significa que puedes decidir con anticipación qué vas a pensar o hacer respecto de esas objeciones antes de que surjan.

Digamos que tu meta es correr un maratón y tus pensamientos negativos fueron:

  • No sé correr.
  • Nunca he corrido más de media milla.
  • No soy una persona atlética.
  • Me da vergüenza ir al gimnasio.

Si ignoras estos pensamientos y no planificas la forma en que lidiarás con ellos, te descarrilarán de inmediato. Pero ahora ya los tenemos escritos y podemos plantearnos maneras de lidiar con ellos.

  • No sé correr. = Buscaré un programa en línea que me enseñe exactamente cómo correr una carrera.
  • Nunca he corrido más de media milla. = Practicaré pensar “cada maratonista y ganador aprendió a correr en algún punto sin haber corrido antes”.
  • No soy una persona atlética. = Practicaré decirme: “No tengo que ser un atleta olímpico para correr un maratón”.
  • Me da vergüenza ir al gimnasio. = Le pediré a una amiga que me acompañe los primeros días, me compraré un atuendo de ejercicio bien bonito que me haga sentir bien y voy a practicar decirme “soy valiente por ir, a pesar del miedo”.

Ahora bien, soy entrenadora de mentalidad, por lo que podrán ver que gran parte de las estrategias que sugiero tienen que ver con practicar pensamientos nuevos a propósito. Pero dentro de esa estrategia, existen también muchísimas medidas concretas que puedes tomar. Al final, las mejores estrategias terminarán por tener una combinación entre practicar nuevos pensamientos a propósito, aprender cómo hacer lo que aún no puedes hacer, buscar apoyo cuando lo necesites y estar dispuesta a sentir ansiedad, incomodidad o miedo.

A fin de cuentas, si fuera fácil trazarse metas ambiciosas y alcanzarlas, no sería tan fabuloso lograrlas. Así que para el 2019, busquemos lo que nos dé orgullo: una gran meta y muchas medidas pequeñas a la vez.

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